He me aquí una vez más, incubando otra historia, pero en el interín, afilando la pluma leyendo al maestro del terror. Este relato me dejó pensando, yo no fumo hace como 10 años, en este tiempo he conocido a muchas personas que sí y que se les hace difícil dejar el vicio, qué pasaría si de pronto te comprometes con tu firma a seguir un tratamiento tan rigoroso que garantiza que no te dañará... físicamente. Si no me equivoco, este relato fue llevado al cine o a la TV junto con algún otro.
Siempre lo he dicho, Stephen King está mal de la cabeza, precisamente por eso es que es el nombre más repetido en mi pequeña biblioteca (mejor llamarla la pila de libros detrás de mi escritorio) en fin, he aquí una historia que creo que merece ser leída y recomendada: desde la colección de relatos de "El umbral de la noche" les traigo Basta S.A. disfrútenla y mediten, y si me lo quieren echar en cara: sí, soy de esos "estúpidos petulantes"
No se haga humo
BASTA, S. A.Morrison esperaba a alguien que había quedado retrasado por el atascamiento del tráfico aéreo sobre el aeropuerto Kennedy, cuando vio una cara conocida en el extremo de la barra y se encaminó a su encuentro.
—¿Jimmy? ¿Jimmy McCann?
Era él. Estaba un poco más gordo que cuando Morrison lo había visto el año anterior en la Exposición de Atlanta, pero por lo demás tenía muy buen aspecto. En la Universidad había sido un fumador empedernido, flaco y pálido, oculto detrás de unas gafas con armazón de carey. Aparentemente las había trocado por lentes de contacto.
—¿Dick Morrison?
—Sí. Tienes un aspecto estupendo. —Le tendió la mano e intercambiaron un apretón.
—Tú también —respondió McCann, pero Morrison sabía que era mentira. Últimamente
trabajaba demasiado, comía demasiado y fumaba demasiado—. ¿Qué vas a beber?
—Whisky y bitter —dijo Morrison. Se sentó sobre un taburete, rodeándolo con las
piernas, y encendió un cigarrillo—. ¿Esperas a alguien, Jimmy?