jueves, 19 de agosto de 2010

Basta S.A. (Original de Stephen King: Quitters Inc.)


He me aquí una vez más, incubando otra historia, pero en el interín, afilando la pluma leyendo al maestro del terror. Este relato me dejó pensando, yo no fumo hace como 10 años, en este tiempo he conocido a muchas personas que sí y que se les hace difícil dejar el vicio, qué pasaría si de pronto te comprometes con tu firma a seguir un tratamiento tan rigoroso que garantiza que no te dañará... físicamente. Si no me equivoco, este relato fue llevado al cine o a la TV junto con algún otro.
Siempre lo he dicho, Stephen King está mal de la cabeza, precisamente por eso es que es el nombre más repetido en mi pequeña biblioteca (mejor llamarla la pila de libros detrás de mi escritorio) en fin, he aquí una historia que creo que merece ser leída y recomendada: desde la colección de relatos de "El umbral de la noche" les traigo Basta S.A. disfrútenla y mediten, y si me lo quieren echar en cara: sí, soy de esos "estúpidos petulantes"

No se haga humo
BASTA, S. A.
Morrison esperaba a alguien que había quedado retrasado por el atascamiento del tráfico aéreo sobre el aeropuerto Kennedy, cuando vio una cara conocida en el extremo de la barra y se encaminó a su encuentro.
—¿Jimmy? ¿Jimmy McCann?
Era él. Estaba un poco más gordo que cuando Morrison lo había visto el año anterior en la Exposición de Atlanta, pero por lo demás tenía muy buen aspecto. En la Universidad había sido un fumador empedernido, flaco y pálido, oculto detrás de unas gafas con armazón de carey. Aparentemente las había trocado por lentes de contacto.
—¿Dick Morrison?
—Sí. Tienes un aspecto estupendo. —Le tendió la mano e intercambiaron un apretón.
—Tú también —respondió McCann, pero Morrison sabía que era mentira. Últimamente
trabajaba demasiado, comía demasiado y fumaba demasiado—. ¿Qué vas a beber?
—Whisky y bitter —dijo Morrison. Se sentó sobre un taburete, rodeándolo con las
piernas, y encendió un cigarrillo—. ¿Esperas a alguien, Jimmy?

viernes, 6 de agosto de 2010

( * ) Una libretita misteriosa


No es ningún secreto para mis conocidos que soy un recurrente lector de Stephen King. Pues bien, el maestro del horror ha estado metiendose en mi cabeza vía "The Cell", "El umbral de la noche" y "Buick 8" en estos tres últimos meses. Mucho SK y mucho frio han servido como combinación para que salga a la oscuridad (estas historias no ven la luz) este cuento. Un día de tantos salí de mi casa para ir a trabajar, me detuve en el grifo a comprar un café y entró una policía Fenix con una cara demasiado joven, compró una galleta mientras yo esperaba mi café y se fué, SK me susurraba en la cabeza algo que no enendí hasta que me fuí del grifo, he aquí lo que pude entender del dictado, que como bien él dijo: Monsters are real, and ghosts are real too. They live inside us, and sometimes, they win. Pues bueno, ganó el monstruo de las historias de terror:

Cuidado con lo que deseas... puede hacerse real

Es un anochecer frío, las nubes gris oscuro cubren el cielo casi en su totalidad, no se ven estrellas, sólo la luna grande y amarilla asomando por el horizonte semejante a un enorme grano purulento en la cara de un enfermo con la cara gris hecha jirones. Había salido de casa un poco más temprano de lo habitual, previendo el mal clima que sin duda nos aplastaría más tarde, el viento es intenso y se ven ya menos autos en la calle.
Dos cuadras antes del lugar donde suelo esperar a la movilidad que me lleva a la planta de textiles, hay una gasolinera con una tienda que tiene un café instantáneo servido de máquina que es bastante aceptable, ya que tenía algunos minutos decidí esconderme un rato de la cara de muerto que me escudriñaba desde lo alto con su grano purulento.

jueves, 28 de enero de 2010

(*) Balada de la Lujuria, la Vergüenza y la Venganza



Ha pasado casi un año desde el último post y éste marca una especie de resurrección del blog, con la que es probablemente la historia más larga que hasta ahora haya escrito, me ha demandado tiempo, investigación y hasta la invención de un juego. A los interesados, armense de paciencia y adéntrense en la oscuridad de esta historia, como siempre los comentarios y las críticas son bienvenidas, sobre todo las críticas que son (o por lo menos deben ser) como el papel de lija: ásperas para ayudar a pulir.





Empty they say.
Death, won't you let me stay?
Empty they say.
Death, hear me call your name!
Oh, call your name!
(Cyanide - Death magnetic [Metallica])




El sol se ha ocultado hace ya mucho ensangrentando las nubes del cielo que se van congregando en jirones cada vez menos rojizos tornándose grises. En el parque, bajo el único farol que hay en el medio, una figura femenina aplasta con la punta de la bota el cigarrillo que acaba de arrojar, una sutil malla de nylon negro cubre las piernas de la dama bajo el farol, al igual que la menuda llovizna cubre con un filtro gris todo el paisaje, una escasa falda deja poco a la imaginación, un chaleco corto se ciñe a la contorneada figura por encima de una blusa blanca, y para protegerse del frío, tiene un abrigo elegante que no se ha molestado en cerrar quizá para mostrar la sensualidad de su figura, el abrigo es gris oscuro de solapas amplias y cuyos faldones llegan casi hasta el nacimiento de los bajos tacones de las botas igualmente elegantes.

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