domingo, 24 de febrero de 2008

( * ) Deja Vu


En el taller del que ya hablé antes, una de las personas que conocí, es Carlos Enrique, (ver link revista argonautas). Él me sugirió la idea de hacer un relato de Ciencia Ficción. Yo tenía una idea hace mucho tiempo pero no tomaba forma del todo. En esta oportunidad me puse a jugar con tal idea y resultó en este cuento SciFi que está aquí igual que los demás a la espera de su crítica.



—¡Vaya Estaban! Es la cuarta vez que me sucede hoy día. ¿Sabes lo que es un déjà vu? —le comenta muy emocionada Silvia a un novio y éste responde casi con indiferencia, más por compromiso y haciendo una mueca que aparenta un poco de interés.

—Pues, creo que sí, o sea, creo que he oído esa palabra en… bueno, no sé, por ahí, supongo. ¿Qué importancia tiene?, mejor sigamos haciendo lo nuestro.

—¡Es lo único que tienes en la cabeza!, Escúchame, mira. ¿Nunca has tenido acaso la sensación de que un instante de tiempo ya lo viviste?, a mí me parece alucinante, ves, o sea, es como ahorita por ejemplo, me estabas besando y cuando tocaste el primer botón de mi blusa, y la canción en la radio justo cuando dice “I’m a demon speeding” —Silvia trata graciosamente de imitar la voz de Rob Zombie— Todo eso junto, ¿me entiendes?, es como si ya lo hubiera vivido, es como si de pronto recordara que … —Esteban interrumpe bruscamente.


—Ya pues flaca, sí, ya te entendí, no soy tan bestia, el que tu papá sea un científico no te dice que el resto del mundo es tonto. Sí, ya me acordé ese rollo del déjà vu, es solo un… no sé, un error de la Matrix pues —comenta esta vez con cierta ironía— aunque ahora creo que es más bien un pretexto, si no quieres hacerlo en el auto porque te da vergüenza o tienes miedo de que alguien nos capture en la playa, normal pues, dímelo y nos vamos a un hostal, pero no empieces a tratar de explicarme científicamente cosas que realmente no tienen importancia.

—Tú si que eres tonto ¿verdad? —Silvia le increpa ya más incómoda— La matrix, la matrix. ¡Esa es una película, tarado! Mira, algunos estudios dicen que… —Silvia se ve interrumpida nuevamente por el impaciente novio.

—Ya para por favor, te dije que no me interesa. Mejor regresamos, te dejo en tu casa y conversamos mañana.


Esteban enciende el auto y junto a Silvia dejan el solitario rincón al que solían acudir a finales del verano. Dejan atrás en enfurecido ruido de las olas golpeando la playa de piedras, aun que ese furioso embate continúa azotando a la pareja en el interior del vehículo. La noche cerrada y con pocas estrellas parece haber llegado también a sus corazones.

A la mañana siguiente Silvia se levanta y se alista para ir a la universidad, prepara el desayuno para ella y su padre y se sienta a esperar a que éste baje al comedor.


—Anoche volviste más temprano de lo usual, hija. Y, a juzgar por cómo azotaste la puerta del auto de Esteban, y la carita que traes esta mañana…


—No es nada papá —interrumpe antes de que su padre comience a deducir todo, Silvia no quiere hablar de la discusión con su novio. Tiene una relación cercana y confidente con su padre, pero ella juzga que es mejor esperar a que su mal humor se disipe un poco más antes de contarle a su padre que en el camino de regreso la tempestad arreció más y más y terminaron por mandarse cada uno a la respectiva madre que los parió; hecho que hirió gravemente a Silvia.


—Hijita, no hace mucho que tu mamá ya no está, pero puedes confiar en mí y…

—Lo sé papá —lo toma de la mano y lo mira con ternura— ya te contaré después, ahora quiero ocupar mi cabeza con otros asuntos. Mejor cuéntame tú, cómo va el proyecto ese en el laboratorio.


—¡Ay hija! —Dice el padre con tono algo cansado— Llevamos casi cuatro años intentando. El construir la máquina con los conceptos y las ideas de Hawking y de Einsten, no fue difícil, pero sí laborioso, como ya sabes, pero el problema es que siempre falla cuando hacemos las pruebas. Hay un tipo nuevo en el laboratorio, ha venido de Europa, y según dicen tiene mucha experiencia trabajando con campos magnéticos y ha trabajado con los grandes en el CERN, y es un experto en el acelerador de partículas, en resumen, hija, el tipo es una eminencia. He llegado a saber también que ha conseguido documentos del proyecto Filadelfia…


—¿Ese del buque o submarino o no sé qué nave del ejército norteamericano que supuestamente se teletransportó?— Los ojos de Silvia ocupan casi la total superficie de su rostro.

—Sí, ese mismo —responde con una sonrisa orgullosa—. Supuestamente no ha quedado registro alguno de ese experimento, pero según se comenta, muchos de los aportes de Irving Jessup (así es como se llama), provienen de esta base de conocimiento. Él le está dando un buen impulso al proyecto y esta noche tendremos otra prueba, espero que nos vaya mejor que anoche.

—Yo también lo espero papá, y me emociona saber que vas bien encaminado con el proyecto. Yo quisiera acompañarte, pero ya me dijiste que no me pueden permitir la entrada, sólo espero terminar la universidad pronto y ojala puedas ayudarme a conseguir un trabajo en el Laboratorio, aun que sea para limpiar el piso.

El padre de Silvia sonríe, acaricia la cabeza a su hija, le da un sorbo a su café y le muestra lo orgulloso que se siente del empeño que ella pone en su objetivo. Sin embargo, ni siquiera asoma por su cabeza la sospecha de que ella, nunca terminará la universidad.

Esa misma noche…

—¡Vaya Estaban! Es la cuarta vez que me sucede hoy día. ¿Sabes lo que es un déjà vu?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Una buena historia digna de ser contada tras una fogata, pero me deja con la sensación de que falto algo en la narración....


Fico ;)

nota: sere anónimo hasta que recuerdo mi nick y mi clave...jejeje

Camilo dijo...

Ohhh... me gustó el loop.
Buena idea para un cuento corto.
Fue una buena casualidad car por aquí.
Saludos,

Armando García Becerra dijo...

Gracias Ficonónimo. ojalá nos juntemos pronto para contar historias, si no junto a la fogata, junto a una parrilla.

Gracias Camilo, espero me vuelvas a visitar.

SALUDOS

Camilo dijo...

Hey,
no me dejen afuera de la fogata ni mucho menos de la parrilla!
Un abrazo.

Armando García Becerra dijo...

Con mucho gusto, Camilo. Si aguna vez estás por Lima, sería un honor.

Luis Aquino dijo...

Increible... Muy buena historia. Felicitaciones, por cierto yo tambien estoy incursionando. Salu2

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