domingo, 27 de abril de 2008

( * ) Días y Pasos


Después de una prolongada ausencia, ajena a mi voluntad, estoy de retorno en la blogósfera. Esta vez les traigo un cuento más corto de lo habitual. Estuve viendo el otro día una película llamada “My blueberry nights”, (cuidado, lo que sigue puede malograrte la película si planeas verla, aunque el cuento en sí, no delata nada de la película) Es una historia que empieza triste pero tiene final feliz. Me sorprendió ver a Norah Jones actuando, y no lo hace mal. El punto es que aun que la historia sea feliz, traté de enfocarme en la parte triste que la origina. ¿Qué se diría a sí misma la protagonista en los primeros minutos?

Dejo esta historia tipo monólogo mental a consideración, espero que les guste, igualmente, toda crítica es bienvenida.





Diente roto, pie titubeante:
la confianza en el pérfido, el día de la angustia,
como quitar el vestido en día helado,
poner vinagre sobre el salitre,
es cantar canciones a un corazón triste
.
Proverbios 25:19-20.



Pasos rutinarios, son estos pasos que andas todos los días, cuando estos pasos de pronto los andas tomando decisiones, elaborando planes y proyectos para armar o desarmar, para construir o deshacer, entonces se convierten en pasos fuera de la rutina normal. Al día siguiente son éstos, pasos históricos, pasos para recordar.

Hay días como el que fue ayer, pero pocos como hoy, pues hay días en que uno toma decisiones drásticas y luego no pasan de ser ideas y proyectos echados al olvido, y siempre es por cobardía. Y luego vives arrepintiéndote de no haber hecho lo correcto en el momento indicado.

Hoy anduviste sobre los pasos históricos, aquellos rutinarios que se convirtieron en decisivos. Hoy, cada uno de esos pasos te duele, cada uno de esos pasos tiene una navaja filosa que se hunde en el alma como si ésta fuera de mantequilla. Quisieras desandar estos pasos, pero no puedes, no debes. Pues estos dolorosos pasos te llevaron a la verdad.

La verdad, dicen, libera. Y sientes que la verdad te purifica. Lo hace como el fuego de la hoguera que purifica a la víctima de una inquisición a quien se ha condenado sin cometer falta ni pecado. Fuego doloroso, fuego mortal, fuego que te despierta del sueño de una vida despreocupada, y por mucho que desees que sea más bien la entrada en una pesadilla de la cual puedes escapar con sólo abrir los ojos, no es así, al abrir los ojos la cruel realidad se te caga de risa en la cara y la verdad se asoma con esa macabra mueca.

Hay pasos y días como los de ayer, hay pasos y días como los de hoy, y hay condenados que deben andarlos una y otra vez. Penitencia implacable como lección de vida para no olvidar que nadie está libre del dolor y la desesperanza.


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